La trayectoria de MIGUEL BAJO como abogado y tratadista siempre giró en torno a los delitos patrimoniales y económicos, materia en la que es reconocido como pionero y maestro en España, habiendo sido durante toda su vida uno de los principales investigadores expertos en dicha materia. De las enseñanzas de su Cátedra han salido importantes juristas, hoy titulares de magistraturas, notarías u otras oficinas jurídicas de renombre.
Su obra Derecho penal económico aplicado a la actividad empresarial fue el primer texto en castellano completo, sistemático y coherente sobre esta materia. Su publicación, junto con la de su Manual de Derecho penal - Parte Especial, Los delitos de Estafa y el Tratado de la Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas (VVAA), marcaron la trayectoria de su despacho profesional y de sus discípulos. Como abogado estuvo presente en la práctica totalidad de los más importantes procedimientos de carácter penal económico desde 1980. Su pensamiento tuvo como principal eje la idea de que el jurista ha de entender el Estado y el Derecho con estricto respeto a la libertad individual, lo que conduce a una clara preocupación por la certeza de la norma, la defensa del ciudadano frente al poder en el contexto de un estado social y democrático de Derecho y la inquietud por cuestiones éticas cardinales del Derecho penal como la defensa de los derechos fundamentales, el conflicto entre los intereses públicos y privados, la garantía frente al poder político, el carácter sagrado del derecho de defensa, el desdén a la ilicitud de la prueba y la devoción por la limpieza del proceso entre otras cuestiones relevantes.