Lograr la mejor defensa para los intereses de nuestros clientes es el principal de nuestros objetivos y, para ello, el Despacho lleva a cabo una constante apuesta por el talento de sus profesionales, a quienes procuramos inculcar desde el principio nuestra forma de hacer las cosas y nuestra constante búsqueda de la mejor solución a los complejos conflictos que debemos resolver. Por eso, contamos con convenios con las principales Facultades de Derecho españolas (Autónoma de Madrid, Carlos III, ICADE, ESADE, Complutense, etc), al tiempo que buscamos un compromiso de largo desarrollo en que abogados y Despacho podamos crecer juntos. Y así, apostamos también por la conciliación de nuestros abogados y empleados: creemos firmemente que las personas logramos lo mejor como profesionales cuando podemos desarrollar al tiempo los demás vínculos y oportunidades familiares y sociales que nos brinda una sociedad moderna y equilibrada.
Estamos especialmente orgullosos de nuestros abogados actuales, pero también de las decenas de profesionales a los que hemos formado durante estas tres décadas, muchos de ellos liderando hoy otros equipos de penalistas también de primer nivel. Con ellos seguimos compartiendo nuestros valores de origen –máximo nivel técnico, honestidad, vocación y dedicación absoluta al cliente y a la realización del valor Justicia-, convencidos de que una buena y sana competencia es la mejor manera de alcanzar la excelencia y de entender que siempre hay margen de mejora.
Dos aspectos adicionales definen igualmente nuestra filosofía. Por un lado, aspiramos a ayudar a la sociedad no solo con nuestra actividad estrictamente profesional, sino aprovechando también las palancas de la misma para lograr un futuro más halagüeño para los más débiles. Por eso, incorporamos como objetivo propio del Despacho el nº 16.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas: poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños. Nos comprometemos a abordar, al menos una vez al año, formas en que estimular la conciencia de todos para lograr erradicar ese lastre, aportando, junto a otros operadores jurídicos, instrumentos adecuados para ello. Por último, pensamos que el Derecho y la Justicia, por un lado, y el Arte y la Cultura, por otro, tienen profundos vínculos que los interconectan. No puede haber Justicia donde reina la ignorancia y no se alimenta el espíritu y la búsqueda de la verdad y de la belleza. Por eso, aspiramos a aunar esfuerzos que fortalezcan ambas dimensiones y que, en definitiva, permitan avanzar hacia un mundo mejor. Todo ello, desde una vocación igualmente de excelencia y de dedicación a los matices, porque, en el Derecho, como en el Arte, son los que marcan la diferencia.